Conclusión de la partida. Los aventureros se internan en el antiguo templo kerosiano en ruinas cuando el sol ya está bien bajo. Un tímido rayo de sol se filtra por el techo abierto y tenues sombras salpican el lugar. El grupo va inspeccionando el lugar a medida que el sol se va poniendo: hileras de bancos destrozados, otrora de alguna madera noble ahora irreconocible; bajorelieves mal conservados de tiempos inmemoriales que se remontan a una era anterior, mucho antes de que la Estrella del Terror impactase la superficie y se llevara consigo todo resto de vida y civilización; estatuas destrozadas, antiguas efigies de dioses olvidados...todo un sinfín de ruinosa decadencia.
Bajo esta opresiva atmósfera las sombras de una noche estrellada el edificio ruinoso se estremece y sus pilares tiemblan, algo se dispone a salir. Ese algo se materia en sombras aladas que salen de algún lugar en las entrañas del tétrico lugar. Se produce un encuentro en el que nuestros aventureros luchan por su vida, enfrentándose a cosas de enormes garras y colmillos largos y afilados.
En el momento más intenso en la que una de las criaturas, una de mayor tamaño, que parece ser el líder ataca al arquero Gilan, que de forma fortuita hace caer el medallón que robó a X. Algo cambia en la actitud de la criatura; detiene su furia y observa al arquero con reverencia, inclina su cabeza y habla en antiguo kerosiano con voz cavernosa y gutural, parece que está comunicándose con él. Después de leer las runas que está en idioma antiguo kerosiano por parte del único personaje culto, Alexio, llegan a la conclusión que deben sellar con sangre el pacto que liberó a las criaturas, posiblemente el malvado de X controlara las criaturas. Algo que podía haber terminado con la muerte de los aventureros terminó con recuento de PXs y un final feliz que demuestra que no siempre el metal de una espada libra las batallas más fieras.
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